martes, 5 de marzo de 2019

La creación del universo según los sumerios

#MartesDeMitos La creación del universo (1/5)

Los sumerios

¿Qué sabemos hoy en día, a nivel de cultura general, de los sumerios? Me atrevo a decir que más bien poco. Podemos saber que están considerados la civilización más antigua del mundo, que se les atribuye la invención de la escritura cuneiforme y que se encontraban en el sur de Mesopotamia (para ser más precisos, entre los ríos Éufrates y Tigris). 

  
Estos datos, de hecho, son muy importantes a la hora de hablar de su mitología. Gracias a la escritura que desarrollaron, han podido llegar hasta nuestros tiempos tablas que relatas historias sobre sus dioses y héroes. Además, como veréis, muchas de las cosas que os voy a contar se repiten en otras mitologías, quizás más conocidas, como la griega o la babilónica. Esto ocurre porque muchas de las mitologías posteriores están influenciadas por ella. Por otro lado, al formar parte de la antigua Mesopotamia, es muy difícil decir a qué mitología pertenece cada dios. Estos no solo se van mezclando, sino que, además, evolucionan con el tiempo, por lo que tanto sus atributos como sus nombres pueden cambiar. Dicho esto, vamos a empezar con lo que nos atañe: el mito de la creación en la mitología sumeria. Si has llegado hasta aquí desde el hilo de Twitter, ya conoces la historia básica; si no, te invito a echarle un vistazo. 

Mito de la creación del universo

En el principio, lo único que existía era la diosa primordial Nammu, y los sumerios la consideraban el océano primigenio. De ella nacieron el Cielo y la Tierra unidos como uno solo; en varios textos se describe esta primera forma del mundo como una gran montaña, cuya base es la Tierra y su cima, el Cielo. Por desgracia, esta diosa va cayendo poco a poco en el olvido y se la menciona entre poco y nada en la mayoría de los textos mitológicos.

A partir de la creación del Cielo y la Tierra, se comienza a formar el panteón principal de los sumerios; aquí es donde empieza a complicarse un poco la cosa. En la historia de la creación de Babilonia se habla de otros dos dioses primordiales, Anšar y Kišar (que significan literalmente «la totalidad del cielo» y «la totalidad de la tierra»), y salen representados como los padres de An, dios del cielo, que será, al principio, la deidad más importante del panteón. Estas historias, además, cuentan que se casa con su hermana, Ki, representación de la tierra. Sin embargo, también existen textos que igualan a estos dos pares de dioses, por lo que Anšar y An serían el mismo dios, y lo mismo con Kišar y Ki. De todas formas, en un principio y según la mitología sumeria, y no la babilónica, estas dos deidades serían hijos de Nammu.

Recapitulemos: tenemos al océano primordial (Nammu) y flotando en medio de este, una gran montaña (An y Ki unidos). De la unión de estos dos dioses nace Enlil, dios del aire, que aparece dentro o en medio de la montaña, dependiendo un poco de cómo se imaginasen la montaña: como una sola cosa, o como los dos dioses abrazados. Al empezar a removerse, el Cielo y la Tierra se separan, siendo Enlil el responsable de esta división. Este evento coincide con el de otros muchos mitos; es muy común encontrar leyendas sobre la creación del mundo en el que Tierra y Cielo eran uno y la vida como la conocemos comienza a tomar forma tras la separación de ambos. Para los sumerios es igual; todavía tienen que pasar otras cosas antes de que aparezca la humanidad. Por ahora, solo tenemos cuatro elementos. Tras esta separación An se encargará de gobernar el cielo, mientras que Enlil, con la ayuda de su madre, Ki, se encargará de la tierra. Esta unión creará las condiciones propicias para que se organice el universo, nazca el ser humano y se establezcan civilizaciones.

Debido a su parecido, se relaciona a la diosa Ki con la Diosa Madre, conocida también como Ninmah, Nintu o Ninhursag. Estos tres nombres tienen en común el título reina: gran reina, reina de la montaña, reina que da a luz. No está muy claro si se trata de la misma deidad o no, sobre todo porque se tiene muy poca información de Ki, a quien a veces ponen solo como personificación de la tierra, y no diosa.

Por supuesto, estos no son los únicos dioses del panteón. Algunos textos dicen que la Diosa Madre tiene como marido a An, Enlil, Enki u otros dioses, y tiene una gran descendencia. Este último, Enki, es también uno de los dioses principales del panteón sumerio; es dios de la sabiduría, la magia y los encantamientos y vive en el océano que hay bajo la tierra. Se dice que es hijo de An, pero también se refieren a él a menudo como hijo de Nammu.

Estos tres dioses (An, Enlil y Enki) son los más poderosos del panteón, y por lo tanto los principales dioses sumerios. Al principio, como he dicho antes, An era el más poderoso, pero su hijo Enlil se rebeló y se convirtió en rey del panteón; eso no le quitó poder a su padre, pero sí que hizo que tuvieran que compartirlo. Dos milenios más tarde, el hijo de Enki, Marduk, se convertirá en el rey de los dioses… pero eso ya es otra historia. 
 Para que os situéis bien, esto que os he contado es el inicio de los tiempos, estas deidades serían como los dioses primordiales y titanes griegos, y desde el tercer milenio antes de la era cristiana hasta el primero, durante dos milenios, serían las deidades principales del panteón sumerio, junto con alguna otra que aparecerá más adelante.
Hasta aquí llega (más o menos) el mito de la creación del universo de los sumerios. Todavía queda mucho que contar hasta llegar a la creación de la humanidad, pero eso tocará en otro momento.

Bibliografía






Kramer, Samuel Noah: Sumerian mythology; a study of spiritual and literary achievement in the third millennium B.C. (1961), New York: Harper & Brothers. Consultado en [https://archive.org/details/sumerianmytholog00kram]

Daniels, Mark: World Mythology in Bite-Sized Chunks (2016), London: Michael O’Mara Books Limited.